La luna se vuelve anzuelo, para una sirena que nada en el cielo. Sus cabellos expresan lo que su pequeña boca no puede, y un espía con su telescopio ve todo mientras sucede. En una casita a lo lejos alguien quema melodías para no pasar frío, un par de hadas cuidan que la sirena no muestre más de lo debido.
Ilustración a mano y digital.
0 comments:
Post a Comment